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Writer's pictureEl Alquimista

LA CASA DEL DRAGÓN Y LOS ANILLOS DEL PODER: UNA RETROSPECTIVA DE MITAD DE TEMPORADA


Con ambas series a la mitad de sus respectivas primeras temporadas, me gustaría aprovechar este momento para hacer una retrospectiva tanto de La Casa del Dragón como de Los Anillos del Poder, lo que me gusta, lo que no, y lo que me gustaría ver en la siguiente mitad.

*Nota: Contiene spoilers de los primeros 5 episodios de ambas series.


la casa del dragón



Empecemos por La Casa del Dragón, la precuela de Game of Thrones. Al ver el primer episodio aquí escribí que uno de mis principales temores era que se sentía más como un producto de una franquicia que una historia en sí misma, demasiado familiar a su predecesora, pero que tenía esperanza de que, con el paso de los episodios, forjara su propia identidad. Cinco episodios después, el temor prevalece, no me gustó la decisión de usar el tema principal de Game of Thrones como el tema de esta serie, y no ha logrado crear una identidad visual propia, aunque esto tampoco parece ser la prioridad del programa. Estos primera mitad de temporada ha sido inconsistente, con grandes episodios que dejan ver el potencial de la serie y muchos que se asemejan más a la temporada final de Game of Thrones, esto no es un cumplido.

Empecemos por lo malo. Por ejemplo, el tercer episodio, Second of His Name tiene una espectacular batalla, pero se siente como espectáculo vacío, por ejemplo, el Crabfeeder, que había sido presentado en episodios anteriores como una gran amenaza, no solo nunca conocemos sus verdaderas intensiones (uno de los mejores atributos de Game of Thrones es que le daba voz a cada uno de sus personajes), aquí el Crabfeeder no tiene una sola línea de diálogo y su muerte sucede fuera de cuadro. Otro aspecto que no me gustó de este episodio es que Daemon Targaryen es herido por varias flechas y, por lo menos en los dos episodios subsecuentes, parece no haber sufrido alguna consecuencia. Esto también se siente fuera de la naturaleza de Game of Thrones que presentaba una mirada más “realista” a la fantasía medieval.

Pero, como comentaba en mis primeras impresiones, Game of Thrones vive y muere por la fuerza de sus personajes, por desgracia, aún no tenemos algunos que estén a la altura de la serie original; sin embargo, las actuaciones del elenco en general han sido bastante sólidas. Rhys Ifans sigue haciendo un papel fenomenal como Otto Hightower, la Mano del Rey, un hombre honorable, pero que también aprovecha la posición de su puesto para consolidar el estatus de su familia. Es moralmente complejo en una forma que el resto de los personajes, por el momento, no lo son. Cuando los demás oscilan entre la luz y la oscuridad, Otto Hightower se encuentra decididamente plantado en una escala de grises, y es el responsable de entregar una de las mejores líneas de la temporada (hasta ahora).

Por su parte, Matt Smith sigue haciendo un buen trabajo como el príncipe Daemon Targaeryen, pero su personaje ha sido monótono hasta ahora. Es berrinchudo, caprichudo, impulsivo y moralmente reprehensible, pero no hemos tenido más vistazos de esa humanidad que demostró en el primer episodio. El problema no es que su personaje sea moralmente reprehensible, el problema es que carece de dimensiones, de profundidad, la forma en la que mata a su esposa en el quinto episodio We Light the Way es vil, pero en una forma caricaturesca.

Paddy Considine hace un buen papel como el Rey Viserys Targaryen, pero, por desgracia, no tiene mucho que hacer más que sonreír condescendientemente y pudrirse en el trono. Aunque tiene una interacción que me gustó bastante en el quinto episodio donde está preocupado por cómo lo recordará la historia y lamenta no haber tenido una oportunidad de probar su valía, supongo que lo mismo aplica para Considine con este rol.


A pesar de la fortaleza del resto del elenco, quienes se han destacado han sido Milly Alcock y Emily Carey como las jóvenes Princesa Rhaenyra Targaryen y Alicent Hightower. Milly Alcock ha logrado llenar de matices a Rhaenyra, como hija, amiga y Princesa, su arco en estos episodios ha sido el mas interesante y la única que ha demostrado un verdadero crecimiento, pasa de no estar comprometida con las responsabilidades de su título al grado de rechazar la promesa de amor y una vida libre del protocolo de la realeza -ofrecida por su amante, Sir Criston Cole- por cumplir con sus deberes como Princesa. Carey también ha hecho un gran trabajo como Alicent Hightower en un papel complicado y, francamente ingrato, como la Reina que sufre en silencio, demasiado joven para ser madre, con un esposo que podría ser su padre, la luz se desvanece de sus ojos cuando el Rey manda llamar por ella en medio de la noche, como una prostituta. Es trágico ver como la amistad de estas mujeres se fractura por el cumplimiento de sus deberes y los movimientos y maquinaciones políticos de hombres que no dudan en usarlas como peones en el juego de ajedrez geopolítico de Westeros; que el programa reconozca esta tragedia, es uno de sus mejores atributos a la fecha.


También, no me queda más que reconocen el continuamente sorprendente trabajo del compositor Ramin Djawadi, sin importar la inconsistencia de los episodios, se puede confiar en que Djawadi entregará un tema memorable o acompañará una escena con una nota de tragedia o misterio para elevar los visuales en pantalla. Ese es un trabajo difícil para un compositor, ¿hacerlo semana tras semana en una serie de televisión? Es remarcable.


A pesar de estos elementos positivos, hasta ahorita, la serie en general no ha sido exitosa para mí. Parece estar en una carrera consigo misma, corriendo con prisa para contar los momentos más “grandes” de la Casa Targaeryen, apresurándose en los momentos más pequeños; sin embargo, si Game of Thrones nos ha demostrado algo, es que, sin estos momentos más pequeños, los momentos más grandes se sienten vacíos.


A pesar de todo, considero que la serie tiene potencial, como se ha demostrado en el cuarto episodio King of the Narrow Sea, mi favorito a la fecha, por su desarrollo de personajes, grandes actuaciones y por mostrarnos un lado distinto de Kings Landing cuando Daemon se lleva a Rhaenyra al distrito de Seda en la noche, pero sobretodo, porque logra mostrarnos que esta serie puede tener su propia identidad visual y temática. Si La Casa del Dragón logra explotar lo que funcionó tan bien en ese episodio, estaremos frente a una digna predecesora de Game of Thrones.


los anillos del poder



Ya estamos a más de la mitad de la primera temporada de Los Anillos del Poder, y francamente estoy muy contento con estos primeros cinco episodios, que son muy fieles al espíritu de Tolkien, cuyos libros (sobretodo El Señor de los Anillos y El Hobbit) involucran mucho caminar, contemplar y meditar sobre la amistad, el bien y el mal.


Los Anillos del Poder ha establecido una fórmula con sus primeros episodios, donde se habla un poco, se camina un poco y luego hay una secuencia de acción o un evento dramático cerca del final, logrando en cada episodio un balance entre la trama, el diálogo y la acción. El diseño de producción es increíble, con espectaculares tomas de los paisajes de Nueva Zelanda, y una minuciosa atención al menor de los detalles, la armadura de cada personaje, los muros, la arquitectura de las ciudades, todo parece contar una historia.


Por lo que respecta a los personajes, es el viaje de Elrond el que me ha parecido el más interesante hasta ahora, y su amistad con Durin es uno de los aspectos más fuertes de la serie. La historia de Arondir, por su parte, es la responsable de la mayoría de las secuencias de acción y contiene uno de mis momentos favoritos de la serie hasta ahora, donde, estando en cautiverio, un elfo se rehusa a cortar un árbol para hacer un túnel para los orcos. Una de las tramas de las que hemos visto relativamente poco es la de Nori y los Harfoots, esta es la más similar en tono a las películas de Peter Jackson, es entretenida y ha tenido grandes momentos, como el montaje del viaje de la caravana con la canción de This Wandering Day, el misterio de la identidad del Extraño sigue siendo intrigante, aunque casi podemos descartar que no se trata de Sauron. Por desgracia, el personaje de Galadriel se me ha hecho monótono, aunque la interpretación de Morfydd Clark es bastante sólida (la forma en la que entrega la línea There is a tempest in me es increíble) su trama y el desarrollo de su personaje se ha estancado, a pesar de los esfuerzos de Halbrand (descuiden, no nos hemos olvidado de Halbrand) por tratar de enseñarle a pelear con más que su espada, Galadriel sigue lanzándose contra cualquier obstáculo con una determinación obstinada que es admirable, pero no hace que su personaje sea más interesante; sin embargo, con las naves de Númenor partiendo a Tierra Media al final de este último episodio, parece ser que esta trama ha sido des-estancada. Hablando de Halbrand, este se me ha hecho uno de los personajes más interesantes, rodeado de misterio, parece que siempre hay algo oculto con él, sabemos que es un gran herrero, que prefiere la diplomacia y la política como sus armas principales, pero que tiene un talento para la violencia cuando la ocasión lo amerita y parece ser un formidable espadachín. El arco de su personaje -el de Rey sin corona en el exilio- es muy similar al de Aragorn, pero también es moralmente complejo, y su facilidad para la manipulación y su insistencia por permanecer en Númenor me hace pensar que es más bien Sauron. Pero estas no son todas las tramas que tiene la serie, está Bronwyn y la gente de las Tierras del Sur, Adar el misterioso padre de los orcos que parece un elfo oscuro y cuya armadura representa un lago, Durin y los enanos buscando Mithril, Celebrimbor y Gil-Galad, Isildur, Elendil, la Reina Regente y Pharazôn. Parecen muchas personajes, tramas y subtramas, algunas desaparecen por episodios completos, pero los escritores y showrunners han sabido mantener el balance entre todos estos personajes.


Me resulta difícil señalar precisamente que es lo que hace que este programa funcione tan bien para mí, quizá es el hecho de que no se han cumplido mis principales temores con respecto de este proyecto, o puede que mi amor por el universo de Tolkien me haga juzgarla de forma menos severa, pue, siempre que la trama se estanca o alguno de los personajes toma una decisión cuestionable, o se hace un cambio innecesario en la trama (te estoy viendo a ti “elfos que se están muriendo por que hay mal en el mundo”, lo cual es absolutamente ridículo e innecesario, porque la segunda edad tiene suficiente drama como para incluir tensión manufacturada), sucede algo increíble, como el previamente mencionado montaje de la migración de los Harfoots, o una muy efectiva toma continua con Theo escabulléndose de los orcos, o algo tan sencillo como ver las naves de Númenor partiendo a Tierra Media en ayuda de las Tierras del Sur con el épico soundtrack de Bear McCreary en el fondo, o Disa cantando una súplica a las rocas para que la montaña devuelva con vida a unos enanos atrapados tras un accidente minero, o Elrond protegiendo el juramento que hizo a su amigo Durin. Creo que el punto es evidente, no hay un solo aspecto específico del programa que me guste en sí, sino el todo en general, la suma de estos pequeños momentos, los que me han mantenido cautivado y me hacen esperar cada nuevo episodio con ansias.


De estos cinco episodios, mi favorito ha sido The Great Wave, no solo porque abre de manera impactante con una vistazo a la caída de Númenor, sino porque logra hacer que los orcos den miedo de nuevo. Las películas de El Hobbit le quitaron el miedo a los orcos como personajes, siendo más sacos de carne esperando ser acribillados por Legolas, pero aquí se han esforzado en hacerlos aterradores de nuevo, y esto es más evidente en The Great Wave, con Theo huyendo por su vida en medio de la noche, ayudado por Arondir, en una secuencia en cámara lenta que es adecuadamente poética.



En general, salvo algunas cuestionables decisiones de la trama en Partings, el quinto episodio, Los Anillos del Poder ha tenido más aciertos que fallos, y con la promesa de una épica batalla en el siguiente episodio, sobra decir que estoy increíblemente emocionado por los tres episodios restantes.


Finalmente, quiero reconocer lo afortunados que somos de tener dos programas de fantasía medieval de alto presupuesto en pantalla al mismo tiempo, ambos con increíbles diseños de arte y niveles de producción impecables. Con Willow a estrenarse en Noviembre de este año y con Sandman hace unos meses, es un gran momento para ser un fan de la fantasía.

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