Después de 3 años de la conclusión de Game of Thrones, HBO Max nos invita a regresar al mundo de Westeros.
Los Herederos del Dragón.
Después de 3 años de la conclusión de Game of Thrones, una de las series responsables de la “edad de oro” de la televisión en la que nos encontramos hoy en día, se estrena la serie precuela House of the Dragon, HBO Max necesita una victoria mediática después de las controversiales medidas que ha tomado con respecto a varios de sus proyectos (incluyendo la cancelación de la película original de HBO Max Batgirl); sin embargo, después de la decepcionante conclusión de la serie original hay mucha especulación si esta precuela estará a la altura de la calidad de la serie original. Después de ver el primer episodio The Heirs of the Dragon, solo puedo decir que la moneda está en el aire.
Un viejo y familiar mundo.
Aunque es imposible (por no decir insensato) juzgar un programa de televisión solo con base en la fortaleza de su primer episodio, quise compartir algunos de mis temores y esperanzas para esta nueva serie. En general, The House of the Dragon tiene potencial, pero hay varios aspectos de The Heirs of the Dragon que me preocupan, el primero y más importante es que se me hizo demasiado familiar a su predecesora como para destacar por su cuenta. Mi temor más grande es que, de momento, parece ser que la prerrogativa del programa es consolidar la franquicia del universo de Game of Thrones bajo un solo tono y estética (llamémosle Marvelitis): el diálogo, la dirección (creditada en este episodio al veterano de la serie Miguel Sapochnik), la dirección de arte, los vestuarios, y la música, todo parece sacado de la serie original, al grado de que se podría insertar este episodio como un flashback en la serie original y nadie sospecharía que se trata de un programa distinto. Mi preocupación con esto es que, en la búsqueda de consolidar la franquicia, se sacrifique el potencial de explorar nuevo territorio, de crear una estética y un lenguaje visual nuevos para el mundo de Westeros, sobretodo en un mundo lleno de clones de Game of Thrones, que cuando se estrenó hace más de una década no había series de fantasía medieval de alto presupuesto con temáticas adultas, pero esto cambió debido a su popularidad. Para bien o para mal, Game of Thrones popularizó la fantasía medieval para adultos y ahora, en 2022, muchos de los elementos que eran sorprendentes ya carecen de impacto, la violencia gráfica y sexo explícito característicos de la serie ya no son novedosos en 2022, donde hay una saturación en el mercado de este tipo de contenido, por lo que House of the Dragon tendrá que esforzarse más por destacar.
Aunque este primer episodio, titulado The Heirs of the Dragon, tiene suficiente derramamiento de sangre y sexo explícito para cumplir con la cuota, para mí, estos elementos nunca fueron la verdadera fortaleza de la serie, y mucho menos el motivo principal por el cual la serie se hizo tan popular en la década pasada; la verdadera fortaleza de Game of Thrones yace en sus personajes, la complejidad moral de las situaciones que vivían, y la forma en la que interactuaban entre sí, y eso sigue siendo cierto hoy en día. Este tipo de programas viven y mueren con razón de sus personajes, afortunadamente, por lo menos desde lo que se alcanza a apreciar del primer episodio, los personajes principales de House of the Dragon tiene potencial, gracias, en gran medida, a los actores que los interpretan. Aunque todas las actuaciones son sólidas, sobresalen Matt Smith como el príncipe Daemon Targaryen y, sobretodo, Rhys Ifans como la Mano del Rey, Otto Hightower. Aunque el argumento inicial es alarmantemente similar a la primera temporada de Game of Thrones, con un Rey no apto para gobernar, un miembro del consejo ambicioso de poder y una Mano del Rey noble y honesta, es precisamente la versatilidad de Ifans y Smith lo que me da esperanza de que los evento sucedan de forma diferente a como inicialmente parece que se van a desencadenar, tan solo en este primer episodio alcanzamos a ver un poco de humanidad en el príncipe Daemon, una cierta vulnerabilidad en su mirada, por lo que no es descabellado que en un futuro descubramos que la Mano del Rey no es tan honorable como se presenta y que el príncipe Daemon Targaryen no es solo el monstruo depravado que su reputación (y actos de este primer episodio) indican.
Otro aspecto brillante de Game of Thrones era la oportunidad que tenía cada personaje, sin importar el tamaño de su rol, de sorprender y convertirse en uno de los favoritos de la audiencia, personajes como Brienne, Bronn y Podrick, por decir algunos ejemplos, todos iniciaron como personajes menores, que terminaron por convertirse en favoritos de la audiencia, y que hay que decir del arco de Jamie Lannister, qué pasó de uno de los más odiados al inicio de la serie, a uno de los más queridos al momento de su conclusión; mientras The House of Dragon conserve esa filosofía al acercarse a sus personajes, hay potencial suficiente para un buen programa de televisión, y quizá uno grande.
Claro, solo el tiempo dirá si la serie logra crear su propio estilo y sostenerse por su cuenta, y si sus personajes logran ser tan entrañables como los de Game of Thrones, por ahora, me mantengo optimista, hay suficientes elementos para crear buena televisión y, si algo nos enseñó Better Call Saul, es que una precuela o spin-off puede ser tan buena (sino es que mejor) que su original.
The House of the Dragon estrena episodios todos los Domingos en HBO y HBO Max, a las 08:00 p.m. en México.
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