Doctor Strange In the Multiverse of Madness es todo lo que un buen blockbuster debe ser, entretenida de principio a fin, con un increíble sentido del humor. Visualmente creativa y, en ocasiones, impresionante.
Doctor Strange In the Multiverse of Madness es, quizá, mi película favorita que Marvel ha producido a la fecha. Es una película de historietas hecha y derecha, por ejemplo, cada vez que el personaje de América Chávez golpea, aparece una enorme estrella azul con blanco. Los colores son brillantes, la acción espectacular y las emociones son enormes.
Doctor Strange tiene un ritmo impecable, la trama no tarda en entrar en acción y, una vez que lo hace, rara vez se detiene.
Bajo la dirección de Sam Raimi, uno de los maestros del género del horror, Doctor Strange soluciona muchos de los problemas que he tenido con Marvel por un tiempo; para empezar, la iluminación y la cinematografía no son blandas, no tiene ese aspecto de “concreto” que muchas de las películas del MCU tienen (en particular las películas de los hermanos Russo), los colores son saturados y brillantes, los tonos oscuros son profundos, la iluminación también se beneficia de proporcionar un verdadero contraste, en este tipo de películas, en muchas ocasiones, parece no haber sombras verdaderas, lo que resulta en una imagen plana, sin texturas ni un verdadero sentido de profundidad. Doctor Strange rompe con esta desafortunada tendencia y el resultado es increíblemente refrescante.
Representada principalmente por el color rojo, la feminidad aquí es como una fuerza de la naturaleza, imponente, letal, por momentos hipnotizante y frecuentemente aterradora, pero nunca monstruosa, nunca débil
Otro de los aspectos más destacables de Doctor Strange es que, por momentos, es una propia película de terror, pudiendo llegar a ser muy intensa y violenta para las audiencias más pequeñas. Bueno, permítanme corregir la frase anterior, no es que Doctor Strange sea más violenta que el resto de las películas de Marvel, más bien, es impactante porque muestra las consecuencias de la violencia, es decir, la sangre, los cadáveres, los gritos de angustia y dolor de alguien que está por perder la vida. En muchas de estas películas, las personas sufren o cometen actos de violencia con pocas repercusiones físicas. Aquí, los golpes sangran, y siempre es evidente que las consecuencias de este tipo de violencia en muchas ocasiones es la muerte.
Esto no significa, sin embargo, que Doctor Strange sea una película "seria" o que tenga alguna aspiración más allá que la de “entretener” a su audiencia, no tiene pretensiones filosóficas o grandes manifestaciones que hacer sobre la raza humana (a diferencia de Eternals, la cual también disfruté bastante). Tanto el cineasta como el guionista entienden a la perfección el género en el que están trabajando, el objetivo es entretener y Sam Raimi y compañía entregan con creces. Doctor Strange tiene un ritmo impecable, la trama no tarda en entrar en acción y, una vez que lo hace, rara vez se detiene. Es increíblemente enérgica y divertida, con secuencias visualmente impactantes y, sobretodo, creativas. Yo he estado constantemente decepcionado por las secuencias más grandes de acción del MCU, sin importar la cantidad de personajes en pantalla o la increíble escala de la acción, el bloqueo de la acción en estas secuencias siempre me ha quedado a deber, esta no es la situación en Multiverse of Madness.
Sin embargo, aunque el objetivo principal de la película es el entretenimiento puro, Doctor Strange también ofrece una interesante representación de la feminidad. En Multiverse of Madness la feminidad, muchas veces encarnada en Scarlett Witch (Elizabeth Olsen entregando su mejor actuación en este papel que ha interpretado por casi 10 años) puede ser letal, devastadora, es una interpretación casi mítica de la feminidad, lo cual es adecuado para una película del género (si se supone que las películas de superhéroes son nuestra nueva mitología, es hora de que estas películas empiecen a hablar con este lenguaje mitológico). Representada principalmente por el color rojo, la feminidad aquí es como una fuerza de la naturaleza, imponente, letal, por momentos hipnotizante y frecuentemente aterradora, pero nunca monstruosa, nunca débil. Hay quienes tendrán problemas con esto, pues es una representación bastante limitativa, pero yo lo encontré francamente cautivante.
El crítico de cine Roger Ebert una vez describió su experiencia con Kill Bill (Quentin Tarantino, 2003) de la siguiente manera “[…] me recuerda a un virtuoso del violín corriendo a través de “Flight of the Bumble Bee” - o quizás a un prodigio del acordeón estableciendo un récord de velocidad para “Lady of Spain”. Lo digo como un sincero cumplido. La película no trata de nada en absoluto, excepto de la habilidad y el humor de su realización. Es algo brillante.” Siento que esta misma descripción aplica para Doctor Strange In the Multiverse of Madness, una película sumamente entretenida, de principio a fin, con un increíble sentido del humor. Visualmente creativa y, en ocasiones, impresionante; maximalista, y sin mayores pretensiones más que las de entretener a su audiencia. Todo lo que un buen blockbuster debe ser.
Título Original: Doctor Strange In the Multiverse of Madness.
Dirección: Sam Raimi.
Guión: Michael Waldron.
Elenco Principal: Benedict Cumberbatch, Elizabeth Olsen, Xochitl Gomez, Rachel McAdams.
Dirección de Fotografía: John Mathieson.
Edición: Bob Murawski, Tia Nolan.
Diseño de Producción: Md Joni Hossain, Clint Wallace, Charles Wood.
Música: Danny Elfman.
Año: 2022.
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